la vida que en realidad guardaba.
No eran verdes de llanto las gotas de vida
No era tan recta la línea de tu calma,
ni tan abiertos de frio los dos huecos de tu alma.
No era tan cercano tu cuerpo,
no estaba tan cerca tu pensar,
no era tu mano abierta el puño cerrado del silencio.
No fue el camino, ni el trayecto,
Ni el destino de tu sereno y maduro pensar.
(Nada era en realidad,
solo gris, como el tango,
en esa tarde de Timisoara.)
TANGO EN ESTA TARDE GRIS
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